domingo, 4 de diciembre de 2011

Omelette criollo


Jorge entra al bar. Otea el horizonte salpicado de mozos y mesas. Lucio, sentado frente a la barra, empina el codo y absorbe las últimas gotas de un licor verde y espeso.

- ¿Qué estás tomando? -le pregunta Jorge mientras se ubica a su lado.
- No sé, lo dejó el que estaba sentado antes. ¿Qué hacés, tanto tiempo?
- Acá, tirando... y sin saber muy bien de qué. ¿Te acordás que andaba buscando algún tema, alguna idea para pintar?
- Sí, ¡y estabas más perdido..!
- Me pareció que acá en la ciudad estaba poco inspirado y decidí irme al campo, aunque odio la pintura bucólica siempre con el mismo molinito y el mismo arbolito y la misma vaquita que si cobrara los derechos de aparición se llena de guita y pone un local.
- Un restorán vegetariano, seguro.
- Sí, o venta de leche en polvo en un free-shop. La cosa es que necesitaba encontrarme, hablar conmigo mismo. Hablar con el otro yo resulta un semillero de ideas, pero claro, soy pintor, no una maceta. En fin, me fui al campo unos días. Tengo un amigo, un chino, que se rajó para poner un súper en el medio de La Pampa. Tiene poca visión comercial, pero es buen pibe. Antes creía que el tipo tenía sus días, ¿sabés? a veces era muy cordial y otras me trataba como si no me conociera. Después me di cuenta de que eran dos personas distintas.
- ¡El famoso chino fotocopiado!
- El mismo. Fui a pasar unos días a su casa, que está arriba del súper. Me gusta estar ahí, porque puedo bajar a la noche en calzones y agarrar un paquete de yerba y unos cigarrillos. No sabés cómo se disfrutan las estrellas en la mitad del campo con unos mates de yerba afanada con total impunidad. Una de esas noches, tirado en el pasto entre los yuyos, veo venir cabalgando a un hombre que después me enteré que se hacía llamar Teniente Conflagración Rodríguez.
- ¡¿Teniente Conflagración?!
- Sí, Conflagración era el apellido del padre. Él se inventó lo de Teniente. El hombre se baja del caballo ahí, a unos cien metros, y se queda parado dándome la espalda, iluminado apenas por la luna. Una imagen de lo más poética. Ya estaba por ir a buscar mis carbonillas, cuando veo que vienen dos tipos más, vestidos con una ropa de gaucho tan tradicional que parecían gauchos for export. Se sientan los tres en ronda sobre unos troncos y sobre un calentador a garrafa ponen una pava a calentar. Arruinado ya mi cuadro potencial, me acerqué a escuchar de qué hablaban. “¡Mi Teniente, se acercan más conflaglacionarios!”, le gritó uno de ellos, señalándome con la bombilla del mate. “¡Me cacho en diez, un confraglacionario en calzones!” agregó el otro.

De un salto el Teniente se giró hacia mí, dejando ver una cara más patilluda que la del riojano Quiroga: “¡¿Quién vive?!” clamó con voz impostadamente grave.
“Aquí Jorge. Oiga, ¡qué bonitas hombreras doradas, con flecos y todo! ¿van a una fiesta de disfraces?”, pregunté. Tal parece que no iban, porque ahí nomás desenvainó un sable corvo y dando dos o tres estocadas en el aire, espetó a la noche un “¡Atrás, traidores realistas!”.
“¡Este hombre viene solo, mi Teniente!, ¡debe ser un desertor!” dijo uno de los gauchos.
“¡Me cacho en diez, un desertor en calzones!” agregó el otro.
“Momento, que de realista no tengo nada, soy nihilista”, intenté calmarlos en el justo momento en que un huevazo golpeaba la mano derecha de Conflagración Rodríguez, desarmándolo.
“¡Nos atacan, mi Teniente!” gritó uno de los gauchos.
“¡Las gallinas se han vuelto realistas!, ¡huyamos!”, agregó el otro.
El invisible cañón de proyectiles ovoidales generó enseguida una omelette de conflagrantes quienes, despavoridos, enredándose con sus bombachones, desaparecieron en la llanura.
“No les des bola...”, me dijo entonces el chino, parapetado en la ventana del primer piso, guardando los huevos sobrantes, “...son unitarios”.

- O sea que al final la sacaste barata... - dijo Lucio, luego de un silencio.
- No te creas, el chino me hizo pagarle los huevos...
- Y sí, viejo... pero la moraleja es que no hay animal más indefenso que un hombre en calzones.
- ¡Suerte que siempre hay un chino cerca! -contestó Jorge.
- Suerte que era un chino federal... -contestó Lucio.

2 comentarios:

  1. Ya pase el video, compañero.


    Saludos

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  2. Maravilloso compañero.
    Maravilloso, compañero.
    Maravilloso compañero, compañero.

    =)

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