lunes, 6 de junio de 2011

La puerta bajo el balcón

- Llueve...
- Sí, Rosa, mejor nos quedamos acá, abajo del techito.
- No sé, Silvia, estamos justo en una puerta, ¿y si molestamos a alguien que quiere salir?
- A vos lo que te preocupa es no llegar a la carnicería, Rosa.
- Encima las baldosas todas rotas... Es que viene Braulio a comer, y viste cómo es de loco el Braulio con la carne... si sigue así...
- La loca sos vos, invitándolo a almorzar, ¡a tu edad!

Ella no entiende, porque lo tiene a Cacho, tiene a los chicos. Siempre tuvo suerte. Se casó joven, ¡con un médico! Se fue con él, y yo me quedé en casa... me quedé en casa cuidando a papá. Mamá ya había muerto, hacía dos años, y no quería dejarlo solo a papá. ¡Que Dios me perdone! quise dejarlo solo mil y una veces, pero...

- Vamos, Silvia, dale, no va a parar pronto...
- ¡Pero esperá! ¡mirá cómo cae!
- Tomemos un taxi, Silvia.
- ¿Por dos cuadras?
- Sí, tenés razón... es que el Braulio...

... es que el Braulio siempre llega puntual, es muy atento. Yo creo que no me traería masitas y vendría a comer si no quisiera... bueno... si no pensara en... No sé ni siquiera en qué pienso yo. Quizás Silvia tenga razón... ¡a mi edad! Bueno, pero ella qué sabe. Siempre tuvo suerte, estuvo siempre con Cacho. Toda la vida con el mismo, desde jovencita... y mucho no le va a durar. No sé qué va a hacer cuando se quede sola. Yo no tuve muchos pretendientes, pero fueron más de uno. Tres se me declararon... pero yo no podía, no en esa época, con papá... Fueron cuatro si cuento... no, a ese no lo puedo contar. A Claudio no lo puedo contar...

- ¿Te acordás de Claudio, Silvia?
- ¿Claudio?
- El ingeniero, Silvia, ¿te acordás? el viudo de Amalita, la de la mercería. Era buen mozo...
- De Amalita me acuerdo...


No sé qué pasó con Claudio. Nos juntábamos a tomar vermuth... él y yo solos, y después salíamos al teatro o poníamos alguno de los discos de papá. ¡Cómo nos reíamos! Y él bailaba muy bien... Éramos jóvenes en esa época. Pobre... enviudar antes de los cincuenta. Se quedó solo, igual que yo desde que papá... Estaba creída que algún día me lo iba a proponer. Él a veces quería quedarse a la noche, pero no. Sin promesas no. Una mujer tiene que guardar su decoro. Estaba segura de que algún día me lo diría, que me tomaría de las manos a la salida del teatro y me diría "Rosa..." y yo dejaría que me bese. Quizás fue por el recuerdo de Amalita que no lo hizo. Pero después... después dejó de venir, y ya no me llamó más...

- Rosa...
- ¿Qué pasa, Silvia?
- Suerte que encontramos este balconcito, ¿no?
- Sí...
- Rosa...
- ¿Qué?
- Es mentira que no me acordase de Claudio...
- ¿Y por qué me dijiste que no te acordabas?
- No sé, me daba vergüenza acordarme...
- ¿Por qué? ¿por Amalita?
- ¡No! ¡qué Amalita! Fue hace mucho, Rosa...
- ¿Qué cosa fue hace mucho?
- Fue una aventura, no me pidas que te cuente. Vino una vez a visitarme a casa, cuando el Cacho estaba de guardia a la noche en el hospital. Yo me sentía sola, y él era tan buen mozo..
- ¿Una avent...
- ...yo no te quería decir nada, por el Cacho. ¡No le digas nada vos, eh! Si se llega a enterar... mirá Rosa, está dejando de llover... ¿vamos?
- Sí, dame el brazo, que están las baldosas todas rotas.


Es que Silvia siempre tuvo suerte. Se casó joven, ¡con un médico! Se fue con él, y yo me quedé en casa, cuidando a papá...

4 comentarios:

  1. No lo lei todavia, no porque sea garca, si no que todvia no se que carajo voy a hacer yo, je

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  2. Descuide, mi buen Griego, sus comentarios son siempre bien recibidos ahora o más adelante. Y si es el plagio lo que le preocupa, vea que yo he plagiado a MC la primera línea de mi historia.

    Lisérgica, el video del Sr. Peter es el mejor ejemplo de aquello que quería decir. Le confieso que nunca estudié italiano, por lo que estoy obligado a preguntar: ¿no alcanza, entonces, con un buen bigote?

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  3. Me convenzo cada vez más que todos escondemos algo bajo las sábanas... el problema es cuando ponemos de excusas a los otros no? Lindo, lindo. Beso!

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  4. Ea! gracias por sus comentarios. Si ya en la juventud se tienen secretos bajo las sábanas, ¡imagínese cómo será para dos viejitas!

    Ahora me voy a leer su blog.
    Saludos!

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